La manipulación es un comportamiento que puede manifestarse en los niños desde una edad muy temprana. Aunque a veces parece una simple táctica para obtener lo que desean, es fundamental comprender que detrás de esta conducta hay necesidades emocionales que a menudo no saben cómo expresar. Además, los padres, sin darse cuenta, pueden fomentar o incluso provocar estas conductas manipulativas mediante sus propias acciones.
En este artículo, exploraremos las razones por las que los niños tienden a manipular, cómo los padres a veces contribuyen a este comportamiento y qué estrategias pueden implementar para corregirlo de manera saludable.
¿Por qué manipulan los niños?
La manipulación en los niños suele surgir cuando sienten que no pueden satisfacer sus necesidades o deseos de forma directa. Dado que aún no han desarrollado completamente su control emocional, recurren a estrategias indirectas para obtener lo que quieren. Algunos motivos comunes incluyen:
1. Deseo de atención
Un niño puede manipular a sus padres para obtener atención. A veces sienten que solo recibiéndola mediante berrinches, llantos o demandas consiguen ser escuchados.
2. Falta de control
Los niños pequeños necesitan cierta autonomía. Cuando sienten que no tienen control sobre su entorno, recurren a la manipulación para recuperar algo de poder en la situación.
3. Imitación de comportamientos
Los niños aprenden observando a sus padres. Si ven que los adultos utilizan tácticas manipulativas entre ellos o hacia el niño (como el chantaje emocional), es más probable que desarrollen este tipo de comportamiento.
4. Recompensas inmediatas
Si un niño recibe lo que quiere a través de conductas manipulativas, aprende que esa es una forma efectiva de conseguir sus deseos.
Cómo los padres inducen sin querer la manipulación
Aunque muchas veces los padres buscan solucionar situaciones difíciles de crianza de la manera más práctica, pueden, sin darse cuenta, inducir a la manipulación en sus hijos. Algunas formas en que esto sucede son:
1. Recompensar la obediencia con premios
Ofrecer algo a cambio de una conducta deseada, como "Si te portas bien, te compro el juguete que querías", enseña a los niños que deben comportarse bien solo si hay algo que ganar.
2. Chantaje emocional
Utilizar la culpa, por ejemplo, "Si no me haces caso, mamá/papá se va a poner muy triste", enseña al niño a usar las emociones de los demás para conseguir lo que quiere.
3. Negociaciones constantes
Ceder ante las peticiones manipulativas para evitar conflictos refuerza el comportamiento. Frases como "Si dejas de llorar, entonces te dejo jugar con la tablet" le enseñan al niño que puede obtener beneficios si presiona lo suficiente.
4. Amenazas que no se cumplen
El uso de amenazas que no se cumplen debilita la autoridad de los padres y refuerza que las consecuencias no son reales.
Consecuencias a largo plazo
Fomentar sin querer la manipulación puede tener impactos negativos en el desarrollo emocional del niño. Algunas de las consecuencias incluyen:
Relaciones problemáticas: Pueden tener dificultades en sus relaciones con amigos y compañeros al trasladar estos comportamientos a otros contextos.
Falta de autorregulación: No desarrollan la capacidad de regular su comportamiento por razones internas como la responsabilidad o el respeto por las reglas.
Baja autoestima: Pueden sentir que no son aceptados tal como son y que solo son valorados por lo que pueden conseguir.
Cómo prevenir y corregir la manipulación
Para evitar que los niños recurran a la manipulación, y para corregir la influencia que los padres puedan tener en este comportamiento, es importante establecer una comunicación clara, respetuosa y consistente. Aquí algunos consejos clave:
1. Establecer límites claros y coherentes
Los niños necesitan saber qué se espera de ellos. Los límites deben ser claros y los padres deben ser consistentes en su aplicación.
2. Enseñar las consecuencias naturales
Permitir que los niños experimenten las consecuencias naturales de sus acciones les ayuda a entender la conexión entre sus decisiones y sus resultados, sin necesidad de castigos o recompensas externas.
3. Evitar el chantaje emocional
No utilizar las emociones para controlar el comportamiento del niño. Es mejor explicar cómo sus acciones afectan a los demás de manera objetiva y empática.
4. Modelar un comportamiento asertivo
Los niños aprenden por imitación. Si ven que sus padres se comunican de manera respetuosa y asertiva, ellos también lo harán.
5. Fomentar la cooperación sin recompensas
Involucrar al niño en tareas del hogar o en actividades cotidianas sin ofrecer recompensas inmediatas, explicando la importancia de la cooperación y la responsabilidad.
Lo que dicen los expertos
Rafael Guerrero, psicólogo y autor del libro "El cerebro infantil explicado a los padres", explica que la manipulación en los niños no debe verse como una estrategia malintencionada, sino como una señal de que el niño está buscando satisfacer una necesidad que no sabe cómo expresar de manera adecuada. Guerrero enfatiza la importancia de no recurrir a la manipulación para corregir esta conducta, sino de enseñarles a gestionar sus emociones y necesidades de forma saludable1.
El psicólogo español Alberto Soler también señala en su libro "Niños sin etiquetas" que los padres deben ser conscientes de cómo sus propias acciones pueden estar induciendo la manipulación en sus hijos. Soler subraya la necesidad de establecer límites claros sin usar el chantaje emocional o las recompensas materiales como principales motivadores del comportamiento.
Conclusión
La manipulación es una conducta que tanto niños como padres pueden utilizar, a veces sin darse cuenta, en el intento de controlar situaciones difíciles. Para evitar esta dinámica, es crucial que los padres ofrezcan un entorno seguro y coherente donde los niños comprendan que sus necesidades son escuchadas sin recurrir a tácticas manipulativas. En lugar de inducir la manipulación a través de recompensas o chantajes, los padres pueden promover la cooperación, la responsabilidad y la empatía como pilares de una relación sana.
Footnotes
Guerrero, R. (2017). El cerebro infantil explicado a los padres. Editorial Plataforma.
Soler, A. (2018). Niños sin etiquetas. Editorial Paidós.
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